La sangre humana debe tener un pH ideal de 7,35 - 7,45 para que las células y por ende los tejidos puedan mantener y cumplir con mayor efectividad todas las funciones elementales de la vida. Ahora bien, cualquier sustancia o elemento extrínseco o intrínseco que haga variar el rango fisiológico de ese pH puede alterar el buen desempeño de nuestras funciones sistémicas, desde cuadros clínicos de envenenamiento leves, moderados y pudiendo producir ateraciones severas que son capaces de conllevar a la muerte.
En este artículo se explicará la cadena de eventos desde la simple ingesta de un veneno y como éste es capaz de modificar nuestro pH.
Igualmente se hará mención de los mecanismos fisiológicos que se activan para tratar de corregir y equilibrar ese pH (equilibrio ácido-base), conservar nuestra integridad y preservar la vida.
PRONTO SERÁ AMPLIADA LA INFORMACIÓN
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