La distribución de la
especie en sitios donde no deberá existir se dio por error en América. De
acuerdo con estimaciones científicas, en 1992, con el paso del huracán Andrés
por las costas de Florida, un acuario dejó escapar seis ejemplares de pez león
que se las arreglaron para reproducirse y hacer crecer sus poblaciones. Así
comenzaron a surgir reportes en Las Bahamas, en 2004; Cuba y Turks y Caicos, en
2007; República Dominicana, Islas Caimán y Jamaica, Santa Cruz, Haití, Puerto
Rico, Belice y Colombia, en 2008. Mientras que ya este año hay reportes en
México, Costa rica, Panamá, Honduras y Aruba. El más reciente fue en Bonaire,
el pasado mes de octubre.
El pez león (Pterois
volitans) es bastante llamativo, aunque las espinas, cargadas de veneno, que
salen de su cuerpo le dejan claro a cualquiera que tocarlo podría ser una
jugada errónea. “Es un depredador voraz, que se refugia en los arrecifes y de
ahí acecha a sus presas, especialmente juveniles de invertebrados, como
langostas y otros peces…” , explica el Biólogo Juan Posada de la Universidad
Simón Bolívar-USB, quien subraya que lo que lo convierte en amenaza dentro de
ecosistemas donde se supone que no debe estar, como el caso de las aguas
venezolanas, “…es que no tiene enemigo natural, al menos en esta zona del
océano Atlántico. Sí los tiene en el Pacífico, de donde es originario”.
“Al ser un cazador
eficiente y tener predilección por invertebrados, la presencia de ese pez en
Los Roques, por ejemplo, sería una gran amenaza para especies autóctonas como
la langosta. Y la situación tiene el potencial de agravarse porque es un animal
muy fecundo (que se reproduce prácticamente todo el año)”, subraya
el biólogo.
Según Juan Posada “es
difícil contrarrestar la llegada del pez león a Venezuela, sin embargo existen
medidas para mitigar los efectos de la introducción de esta especie exótica:
Buzos y pescadores voluntarios con redes especiales pueden capturarlo y removerlo
de los arrecifes, que es donde tiende a esconderse para cazar.
Y a quien logre avistar
un ejemplar de este pez, Posada sugiere comunicarse con la Oficina Nacional de
Diversidad Biológica del Ministerio del Ambiente al 0212-4084748 o reportarlo a
la Fundación Científica Los Roques, 0212-8928868; al Museo Marino,
0212-2411712; a la Universidad Simón Bolívar, 0212-9063048; o a la Fundación La
Salle al 0212-7095811.
En caso de captura de
algún ejemplar:
Por favor, conservarlo en
hielo o congelado (con todos sus datos: Lugar, fecha, profundidad, colector) y
trasladarlo a:
Sección de Ictiología
Museo de Historia Natural
La Salle
Fundación La Salle de
Ciencias Naturales
Av.Boyacá, con final Av.
Maripérez, Edif. Fundacion La Salle
Caracas – Venezuela
Telf: 0212 - 709.
58. 11 / 58. 72
e-mail: oscar.lasso@fundacionlasalle.org.ve
EN CASO DE UN ACCIDENTE
(PINCHAZO):
Se debe tener mucha
precaución ya que esta especie presenta veneno de cierta toxicidad en las
espinas de las aletas dorsales, anales y pélvicas. En caso de algún accidente,
lavar bien la herida y sumergir la parte afectada en agua lo más caliente
posible durante la mayor cantidad de tiempo. El veneno es de base proteica y se
desnaturaliza rápidamente con el calor. Su efecto no va más allá de dolor intenso
por algunas horas o días y en algunas personas sensibles puede ocasionar mareos
y vómitos. Buscar atención médica.
Igualmente existe un
interesante grupo en el facebook de Monitoreo del Pez León en El Caribe donde
hay información interesante del avance de esta especie también en Colombia y
países del Caribe http://www.facebook.com/group.php?v=wall&
ref=mf& gid=2
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