BREA VENENOS

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viernes, 11 de octubre de 2019

MIGRAÑA



   La Migraña es una de las formas más comunes de dolor de cabeza. Aunque su causa es desconocida, el dolor que la produce se debe a una dilatación de las arterias situadas en el cerebro.

   Una migraña es un dolor de cabeza recidivante, pulsátil e intenso que habitualmente afecta a un lado de la cabeza, aunque puede afectar a ambos. 

   El dolor empieza repentinamente y puede estar precedido o acompañado de síntomas visuales, neurológicos o gastrointestinales.

   Aunque la migraña puede iniciarse a cualquier edad, generalmente empieza en personas entre 10 y 30 años de edad. A veces desaparece después de los 50 y es más frecuente en mujeres que en varones. Si se tiene en cuenta que más del 50 por ciento de las personas con migraña tienen familiares que también la padecen, es de suponer que la tendencia puede estar transmitida genéticamente.


Etiología

   El nervio trigémino se encuentra en el cerebro y transmite sensibilidad a la cabeza. Una de las ramas de este nervio conecta con los vasos sanguíneos de las meninges, tejido que recubre el cerebro. En ocasiones, las meninges se inflaman provocando una sensación de dolor que es transmitida al cerebro a través del trigémino y, por tanto, provoca el dolor de cabeza.

Causas

   Las causas exactas de las migrañas se desconocen, aunque se han estudiado varias teorías. Actualmente se cree que la migraña es un trastorno constitucional con base genética. Las causas desencadenantes son difíciles de identificar y diferentes en cada persona, pero las más frecuentes son:
· 
-Herencia: Aunque la forma de herencia no está totalmente establecida, en algunas formas especiales de migraña ya se ha identificado el gen que la transmite situado en el cromosoma.
 
-Edad: En la infancia la migraña se presenta por igual en niños y niñas. A partir de la pubertad y debido a los cambios hormonales, se dispara la incidencia de migraña en las mujeres.
 
-Estrés ansiedad: Es necesario aprender a relajarse, buscar alguna distracción en momentos estresantes.
 
-Hormonas: Lo más frecuente es padecer una o dos crisis al mes, fundamentalmente en la época de primavera y otoño, y éstas pueden llegar a durar de 4 a 72 horas. Además del intenso dolor de cabeza estas dolencias van acompañadas de otros síntomas como náuseas, fotofobia o vómitos. En menor medida pueden provocar irritabilidad, anorexiavértigos y mareos. La migraña suele empeorar con la ovulación y la menstruación, así como con la toma de anticonceptivos orales. El embarazo, sin embargo, suele mejorar transitoriamente la migraña y muchas mujeres mejoran extraordinariamente cuando desaparece la menstruación (menopausia).
 
-Ingestión de alcohol y dieta: Algunos alimentos y bebidas pueden desencadenar ataques de migraña. Por ejemplo, el alcohol, especialmente el vino tinto; las comidas con glutamato monosódico MSG (la industria alimentaria comercializa y usa el GMS como un potenciador del sabor, debido a que equilibra, combina y resalta el carácter de otros sabores), la cefalea en particular y otros síntomas ocasionada por el consumo de alimentos con MSG se denomina “síndrome del restaurant chino”; productos que contienen tiramina; o las carnes en conserva con nitratos.
 
-Falta o exceso de sueño: También puede ser un desencadenante de la migraña.
 
-Factores medioambientales: El tiempo o los cambios de temperatura, las luces deslumbrantes o las fluorescentes, las pantallas de ordenador, los fuertes olores y las elevadas altitudes.
 
Migraña crónica

Una migraña puede reaparecer de manera crónica si el paciente no toma las medidas adecuadas para contrarrestar sus efectos. Según estrudios, cerca de un tres por ciento de las personas con migraña pasan de tener una migraña episódica a una crónica cada año, mientras que un seis por ciento pasa de una migraña de baja frecuencia a otra de alta frecuencia. Algunas de las causas que pueden provocar esta cronificación son las siguientes:
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-Auto medicación.
 
-Consumo excesivo de analgésicos.
 
-Falta de diagnóstico y tratamiento.
 
-Sobrepeso y obesidad.
 
-Trastornos respiratorios del sueño, como el SAHS (apnea del sueño).
 
-Depresión, estrés y ansiedad.

Síntomas

No se dispone de ninguna prueba de laboratorio que sea útil para el diagnóstico de la migraña, aunque, debido a su patrón específico del dolor, suele resultar fácil identificarla. Alrededor del 20 por ciento de las personas manifiestan síntomas de depresión, irritabilidad, inquietud, náuseas o falta de apetito, que aparecen unos 10 a 30 minutos antes de iniciarse el dolor de cabeza (período denominado aura o pródromo).

Un porcentaje similar de personas pierde la visión en un área específica (denominado punto ciego o escotoma), o perciben luces dispersas o centelleantes; con menos frecuencia sufren una distorsión de las imágenes, como por ejemplo, cuando los objetos parecen más pequeños o más grandes de lo que en realidad son. Algunas personas experimentan sensaciones de hormigueo o, con menor frecuencia, debilidad en un brazo o pierna. Es habitual que estos síntomas desaparezcan poco antes de iniciarse la cefalea, pero a veces se mezclan con el dolor.

Las etapas de un ataque de migraña se pueden clasificar de la siguiente manera:

1. Síntomas premonitorios (pródromos):

Aparecen entre dos horas y dos días antes de iniciarse el dolor. Se pueden detectar ciertos síntomas que podrían mantener relación con un mal funcionamiento del hipotálamo, región del cerebro que controla el equilibrio interno del cuerpo. Algunos de estos síntomas son cansancio, dificultad para concentrarse, aumento del apetito, bostezos y retención excesiva de líquidos. Estos síntomas aparecen en un 60 por ciento de los pacientes.

2. Aura:

Son los síntomas neurológicos transitorios, que se instauran de forma progresiva y provocan alteraciones en la visión en la mayoría de los casos y, en menor medida, de sensibilidad o del lenguaje. Se debe a una depresión cortical propagada: el lóbulo occipital del cerebro lanza una onda que se emite de atrás a adelante provocando una disfunción en las estructuras cerebrales. El aura sólo se da entre el 15 y el 20 por ciento de los pacientes con migraña, y tiene una duración entre 10 y 30 minutos. No todas las migrañas presentan aura.

Los tipos de aura más frecuentes son:
·Aura visual: Es la más común, aparece en un 90 por ciento de las migrañas con aura. Su forma tiende a ser la de un destello en la mitad del campo de visión que se va extendiendo en forma de líneas en zigzag que se desplazan hacia uno de los lados. Existen a su vez distintos tipos de alteración de la visión:
 
 Formas negativas: El campo visual se ve afectado en ciertos puntos.
·Formas positivas: Aparecen imágenes falsas, con destellos o distorsiones.
·Formas complejas: Alteran la visión, ya sea cambiando el color o el tamaño de los objetos del campo visual.
 
·Aura sensitiva: Aparece en un 60 por ciento de los casos. Consiste en una sensación de hormigueo que aparece en los dedos de la mano y se extiende hacia los hombros y, en ocasiones, hasta la boca y la lengua.
 
· Aura del lenguaje: Es poco frecuente. La persona que sufre este tipo de aura presenta problemas para articular palabras o para entender a otros.
 
· Aura retiniana: Es muy poco habitual. Sus síntomas son los mismos que los del aura visual, pero afecta a un solo ojo.
 
· Aura del troncoencéfalo: Es muy poco frecuente. Los síntomas aparecen en el tronco encefálico y son comunes a los de las auras visual, sensitiva y del lenguaje.
 
·Aura motora: Muy poco frecuente. Produce una parálisis temporal de una parte o la totalidad del cuerpo, aunque no suele durar más de un día.

3. Fase de dolor

Se suele presentar como una molestia leve de cefalea que se va incrementando en intensidad. Tiene una duración de entre cuatro y 72 horas, aunque sólo una sexta parte de los pacientes la sufren durante más de 48 horas.  El tipo de dolor y su zona afectada varía en cada paciente.

4. Fase de resolución o de “resaca” (postdromos)

El dolor provocado por la migraña va desapareciendo, aunque el 80 por ciento de los afectados afirma encontrarse mal tras el episodio de dolor intenso. Su duración es variable: desde pocas horas hasta varios días.

Prevención

Puesto que no están claras cuáles son las causas concretas de una migraña, resulta difícil determinar una forma de prevenirla. Sin embargo, se pueden seguir unas recomendaciones relacionadas con algunos de los síntomas frecuentes de los pacientes que sufren migraña, de forma que las probabilidades de que aparezca sean más bajas:
· 
-Dieta: algunos pacientes relacionan la ingesta de ciertos alimentos con un episodio de migraña. Es por lo tanto importante saber con certeza cuál es el alimento desencadenante y evitar sólo aquel que lo provoque. Entre los alimentos que actúan como posible desencadenante se encuentran el alcohol, la comida china, los ahumados, el chocolate, los frutos secos, los cítricos o la cafeína. Ayunar se asocia igualmente con la aparición de migraña, por lo que es importante comer varias veces a lo largo del día en horarios regulares.
 
-Higiene del sueño: mantener unos hábitos de sueño saludables, descansando las suficientes horas y con un horario constante, puede evitar un episodio de migraña.
 
-Nivel de hormonas: especialmente indicado para las mujeres que sufren migraña durante los ciclos menstruales. Las variaciones de estrógenos que pueden provocar, por ejemplo, los anticonceptivos pueden empeorar los episodios de migraña.

Tratamientos


NOTA IMPORTANTE:
 No se auto diagnostique ni se auto medique, es importante acudir a su médico quien a través de la clínica y otros exámenes paraclínicos podrá conocer  condición y comunicarle un diagnóstico más preciso y el tratamiento específico para usted.

Aunque todas las migrañas están asociadas con el dolor, difieren en su severidad y su frecuencia. Por ello es necesario crear un tratamiento a medida que atienda las necesidades individuales de cada enfermo. La medicación intensa es empleada para tratar cefaleas determinadas y deben usarse rápidamente en la fase inicial. En ocasiones también son efectivas para la reducción de otros síntomas del ataque, como las náuseas, los vómitos o la sensibilidad al ruido o la luz. Las terapias preventivas son empleadas de forma diaria para prevenir los ataques o reducir su frecuencia y severidad.

Dentro de estas terapias se encuentran las farmacológicas y las no farmacológicas, como las terapias físicas y de comportamiento. Por último, los medicamentos de rescate se aplican cuando la medicación intensa falla. 

Generalmente pueden administrase en casa, aunque algunas terapias más agresivas que requieren inyecciones intramusculares o intravenosas se dan en el consultorio médico o en el servicio de urgencias. Este tratamiento puede causar somnolencia, lo que resulta adecuado para aliviar el dolor, aunque algunos pacientes se quejan porque les impide continuar con sus actividades cotidianas. 

Existen cinco agentes diferentes para el tratamiento individual de las migrañas:
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-Analgésicos: acetaminofen y metamizol (dipirona “novalcina”). Pueden ser útiles  en migrañas leves o moderadas.
 
-Antiinflamatorios: sólo están indicados en episodios de leve o moderada intensidad y deben estar prescritos por un profesional médico. Los antiinflamatorios con eficacia demostrada son ácido acetilsalicílico, naproxeno sódico, ibuprofeno, ketoprofeno y diclofenaco.
 
-Antieméticos: se usan para crisis de migraña con náuseas y vómitos.
 
-Ergotamina.
 
-Triptanes: se consideran los medicamentos más efectivos para las migrañas de intensidad moderada o grave. Algunos tratamientos combinan varios agentes, pero su abuso puede agudizar el problema en lugar de aliviarlo. Su consumo es prescrito por un médico y deben tomarse al inicio del episodio de migraña. Algunos de ellos son sumatriptán, zolmitriptán, naratriptán, rizatriptán, almotriptán, eletriptán o frovatriptán, y cada uno tiene indicaciones específicas.
Existen también varios medicamentos que pueden prevenir la aparición de una crisis de migraña:

-Betabloqueantes: para migrañas sin aura, por hipertensión arterial o embarazo.
 
-Neuromoduladores: para migrañas con o sin aura, de epilepsia, crónicas o de sobrepeso.
 
-Calcioantagonistas: para migrañas con o sin aura en casos de intolerancia de betabloqueantes o topiramato.
 
-Antidepresivos: para migrañas por depresión o cefaleas de tensión.
 
-Antihipertensivos: para migrañas por hipertensión arterial o por intolerancia a betabloqueantes.
 
Terapias alternativas

Existen además varias terapias no farmacológicas que están siendo utilizadas con éxito en el abordaje o prevención de las cefaleas.

Terapias alimentarias

La alimentación tiene una relación importante con la aparición de cefaleas y migrañas. No sólo el tipo de alimentos influye en este aspecto, sino también en los horarios en que se producen las comidas. Así, por ejemplo, el ayuno es uno de los principales motivos de migraña, por lo que se debe evitar prolongar el tiempo sin comer y mantener un horario de comidas regulares.

Se debe tener en cuenta también que no hay alimentos que desencadenen una migraña como tal, pero si pueden favorecer a su aparición. Los alimentos que favorecen esta aparición son los que contienen MSG (salsas condimentadas), tiramina (quesos fermentados), nitratos (carne curada), chocolate, conservantes y edulcorantes artificiales. Por otra parte, el alcohol sí parece tener un efecto directo sobre la aparición de la migraña.



Bibliografía:

-Dm Medicina, Salud y bienestar.
-Diener HC, Kurth T. Migraine and stroke. In: Grotta JC, Albers GW, Broderick JP, et al, eds. Stroke: Pathophysiology, Diagnosis, and Management. 6th ed. Philadelphia, PA: Elsevier; 2016:chap 43.
-Marmura MJ, Silberstein SD, Schwedt TJ. The acute treatment of migraine in adults: the American Headache Society evidence assessment of migraine pharmacotherapies. Headache. 2015;55:3-20. PMID: 25600718 www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25600718.
-Médlines Plus, Información para la Sal.


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